Por qué recorrer la Toscana en auto es la mejor decisión
Viajar por la Toscana en auto me enseñó que lo más valioso del camino no siempre está en los destinos más conocidos, sino en lo que sucede entre ellos. En cada tramo hay un gesto, una charla o una vista que se queda grabada para siempre: el aroma a pan recién horneado que sale de una panadería en Volterra, un grupo de ciclistas saludando al pasar, o el eco de las campanas en un pueblo donde el tiempo parece no avanzar. La ruta se vuelve una maestra silenciosa: te enseña a observar, a frenar y a dejarte llevar.
Una tarde, después de visitar Pienza, tomé un desvío sin plan hacia una colina sembrada de olivos. Allí encontré una finca familiar que ofrecía degustaciones de aceite. Me recibió una pareja mayor que, entre risas, contaba que su producción era tan pequeña que apenas alcanzaba para vender en el pueblo. Me senté con ellos bajo una parra, probé el aceite recién prensado y entendí que los toscanos no venden productos: comparten su forma de vivir.
Más adelante, en Montepulciano, un joven en una enoteca me habló del vino como si fuera poesía. “Cada botella es una historia distinta del mismo paisaje”, dijo mientras servía un Nobile. En ese momento comprendí que recorrer la Toscana no se trata solo de conducir, sino de escuchar el territorio: los sabores, los silencios, las voces que lo habitan.
Con un auto alquilado a través de Bookingcars.com, la experiencia toma otra dimensión. Poder detenerte donde el instinto lo pide —ya sea para una foto, una charla o un simple respiro— te conecta con el viaje de una manera profunda. En la Toscana, cada curva es una invitación a descubrir algo nuevo. Y al final, más que llegar a un lugar, lo que uno se lleva es la sensación de haber formado parte de ese paisaje.
Cómo planificar tu ruta por la Toscana
Planificar bien el recorrido hace que la experiencia fluya sin sobresaltos. Aunque la región no es muy grande, cada zona tiene su propio ritmo, sus costumbres y su magia particular. Lo ideal es combinar ciudades emblemáticas con pueblos pequeños y dedicar al menos una semana para disfrutar sin apuro.
Dónde alquilar el vehículo ideal
El punto de partida más común es Florencia o Pisa, donde se concentran las principales oficinas de alquiler. Si llegás en avión, ambas ciudades cuentan con aeropuertos internacionales conectados con el resto de Europa. En mi caso, reservé el auto con Bookingcars.com, comparando diferentes modelos y agencias antes de viajar. Lo bueno fue poder elegir un vehículo adaptado a la ruta: un Fiat 500L, espacioso pero manejable, ideal para recorrer caminos rurales sin perder agilidad en los pueblos pequeños.
Mi consejo es alquilar el auto desde el primer día si planeás salir de la ciudad rápidamente. Florencia, por ejemplo, se disfruta mejor a pie, pero tener el vehículo listo te permite salir temprano hacia los campos de Chianti o los pueblos del Val d’Orcia sin perder tiempo. Si llegás a Pisa, podés aprovechar para visitar la torre inclinada antes de arrancar el viaje hacia el sur.
Elegir bien el auto hace la diferencia: un compacto es perfecto para parejas o viajes urbanos, mientras que una SUV ofrece más comodidad para rutas largas o si viajás con equipaje voluminoso. La clave está en pensar cuántos kilómetros vas a hacer y cuántas paradas planificás.
Cuántos días dedicarle a la ruta
La Toscana se puede recorrer en menos de una semana, pero hacerlo con calma requiere tiempo. Entre siete y diez días es el lapso ideal para combinar arte, gastronomía y naturaleza sin sentir apuro. En ese período podés visitar Florencia, Siena, Pisa y Lucca, pero también dedicar jornadas enteras a pueblos como San Gimignano, Montepulciano o Pienza.
Durante mi viaje, el primer tramo fue más urbano: Florencia y Siena, con sus plazas y museos. Luego vinieron los paisajes abiertos del Val d’Orcia, donde el ritmo cambia por completo. Conducir entre viñedos, detenerse en pequeñas bodegas o almorzar bajo una pérgola con vista a los olivares toma tiempo, y ahí es donde se entiende por qué un viaje apresurado no tiene sentido.
Lo mejor es planificar distancias razonables —no más de 150 kilómetros por día— y dejar espacio para la improvisación. En la Toscana, el encanto muchas veces está en lo imprevisto: un mercado local, una fiesta del vino o una trattoria que aparece de repente al costado de la ruta.
Mejor época del año para conducir por la Toscana
Cada estación ofrece una versión distinta de la Toscana, pero algunas son especialmente recomendables para quienes planean recorrerla en auto. La primavera (abril a junio) y el otoño (septiembre y octubre) son ideales: los paisajes están en su máximo esplendor, las temperaturas son templadas y las carreteras menos transitadas.
El verano puede ser atractivo por la vida al aire libre y los festivales, pero el calor puede superar los 35°C y el turismo aumenta significativamente. En invierno, las rutas están tranquilas y los pueblos cubiertos de niebla tienen un encanto especial, aunque algunos servicios pueden estar cerrados.
En mi caso, viajé a fines de octubre y fue perfecto. Los viñedos lucían tonos rojizos y dorados, las tardes eran suaves y el aire olía a vendimia. Manejar por las colinas del Chianti en esa época del año fue casi poético: la luz dorada del atardecer acompañaba cada curva, y cada parada tenía algo que contar.


